Cuatro poemas italianos
por LEOPARDI, UNGARETTI, MONTALE,
traducidos por RICARDO HERRERA
SOBRE UN ANTIGUO BAJORRELIEVE SEPULCRAL DONDE UNA JOVEN MUERTA ESTÁ REPRESENTADA EN EL MOMENTO DE PARTIR, DESPIDIÉNDOSE DE LOS SUYOS
de GIACOMO LEOPARDI
¿Adónde vas?
¿Quién te reclama lejos
de los que amas?
¿Sola, en peregrinaje, tan joven y tan bella,
abandonas de pronto el techo de tus padres?
¿Volverás a este umbral? ¿Alegrarás un día
a aquéllos que hoy te lloran?
Aunque erguida y sin lágrimas,
vas llena de aflicción. Tu gravedad
no deja adivinar
si es gustoso el camino o si es amargo,
si el retiro al que vas
es triste o plácido. Ay, ni yo podría
decirlo con certeza,
y ni siquiera el mundo sabe aún
si el cielo te es adverso o te ha elegido,
si afortunada o mísera llamarte.
La muerte te reclama; último instante
fue el despuntar del día. Ya nunca volverás
al hogar del que partes. Para siempre
le estás diciendo adiós a la visión
de tus seres queridos.
Bajo tierra está el sitio hacia el que avanzas:
tu morada final.
Acaso seas feliz; mas quien contempla
tu destino, suspira y se ensimisma.
No ver la luz jamás
tal vez fuera mejor. Pero nacer, y al tiempo
en que el soberbio encanto se despliega
por el cuerpo y el rostro,
y el mundo al vislumbrarlo
comienza a prosternarse;
al florecer las esperanzas, antes
de que su rayo lúgubre arroje la verdad
contra la alegre frente;
como el vapor que en nube es acogido
bajo formas fugaces en el cielo,
casi recién surgida disiparse
y cambiar por los negros
silencios de la tumba el porvenir,
esto, si al pensamiento
le parece sublime,
de honda piedad embarga el corazón.
Madre temida, llanto
desde el día natal les das a los mortales;
Naturaleza, indigna maravilla,
que para asesinar engendras y alimentas,
si un mal es para el hombre
la muerte prematura, ¿cómo es que la consientes
en el ser inocente?
Si un bien, ¿por qué funesta,
por qué, dolor mayor que el dolor mismo,
al que se va, y al que queda con vida,
inconsolable le haces la partida?
¡Sólo infelicidad
donde mire o se vuelva, donde acuda
halla tu hijo sensible!
¡Y desilusionada de la vida
quisiste a la esperanza!
De tumultuosa pena
colmaste la creciente de los años:
la muerte, único amparo; y también la condena,
la inevitable ley
del curso humano. Ay, ¿por qué después
del pesado camino no nos diste un final
sin tanto mal? Y a ésa
que, por inexorable,
viviendo la llevamos en el alma,
a ésa, que de tantos daños
es nuestro único alivio,
¿por qué cubrirla con un negro paño,
por qué ceñirla así de tristes sombras
y mostrarnos un puerto
más espantoso aún que la borrasca?
Si afirmo que es desgracia
el morir que tú asignas
a aquéllos que, sin culpa e indefensos,
a la vida abandonas,
mucho más envidiable debiera parecerme
la suerte del que muere a la de aquél que siente
la muerte de los suyos.
Mas si en verdad la vida es desventura
y una gracia morir, entonces, ¿quién podría,
—y hacerlo debería—
desearle a los que ama el día postrero,
para luego quedar
mutilado en su ser,
viendo desde el umbral cómo le quitan
a la amada persona
con quien habrá vivido muchos años
y decirle su adiós sin esperanza
de volver a encontrarla
por las calles del mundo;
y luego, solitario, abandonado,
mirar alrededor y recordar, en horas
y en sabidos lugares, la ausente compañía?
¿Cómo, naturaleza, cómo puedes
arrancar de los brazos
del amigo al amigo,
del hermano al hermano,
de los padres al hijo,
del amante al amor: y muerto uno,
dejar con vida al otro? ¿Cómo puedes
exigir de nosotros
tanta angustia: que sobreviva amando
al mortal el mortal?
Mas no responde la naturaleza
de nuestro bien ni de nuestra tristeza.
***
SOPRA UN BASSORILIEVO ANTICO SEPOLCRALE, DOVE UNA GIOVANE MORTA È RAPPRESENTATA IN ATTO DI PARTIRE, ACCOMMIATANDOSI DAI SUOI
Dove vai? chi ti chiama
lunge dai cari tuoi,
bellissima donzella?
Sola, peregrinando, il patrio tetto
sì per tempo abbandoni? a queste soglie
tornerai tu? farai tu lieti un giorno
questi ch’oggi ti son piangendo intorno?
Asciutto il ciglio ed animosa in atto,
ma pur mesta sei tu. Grata la via
o dispiacevol sia, tristo il ricetto
a cui movi o giocondo,
da quel tuo grave aspetto
mal s’indovina. Ahi ahi, nè già potria
fermare io stesso in me, nè forse al mondo
s’intese ancor, se in disfavore al cielo,
se cara esser nomata,
se misera tu debbi o fortunata.
Morte ti chiama; al cominciar del giorno
l’ultimo istante. Al nido onde ti parti,
non tornerai. L’aspetto
de’ tuoi dolci parenti
lasci per sempre. Il loco
a cui movi, è sotterra:
ivi fia d’ogni tempo il tuo soggiorno.
Forse beata sei; ma pur chi mira,
seco pensando, al tuo destin, sospira.
Mai non veder la luce
era, credo, il miglior. Ma nata, al tempo
che reina belleza si dispiega
nelle membra e nel volto,
ed incomincia il mondo
verso lei di lontano ad atterrarsi;
in sul fiorir d’ogni speranza, e molto
prima che incontro alla festosa fronte
i lúgubri suoi lampi il ver baleni;
come vapore in nuvoletta accolto
sotto forme fugaci all’orizzonte,
dileguarsi così quasi non sorta,
e cangiar con gli oscuri
silenzi della tomba i dì futuri,
questo se all’intelletto
appar felice, invade
d’alta pietade ai più costanti il petto.
Madre temuta e pianta
dal nascer già dell’animal famiglia,
natura, illaudabil maraviglia,
che per uccider partorisci e nutri,
se danno è del mortale
immaturo perir, come il consenti
in quei capi innocenti?
Se ben, perchè funesta,
perchè sovra ogni male,
a chi si parte, a chi rimane in vita,
inconsolabil fai tal dipartita?
Misera ovunque miri,
misera onde si volga, ove ricorra,
questa sensibil prole!
Piacqueti che delusa
fosse ancor dalla vita
la speme giovanil; piena d’affanni
l’onda degli anni; ai mali unico schermo
la morte; e questa inevitabil segno,
questa, immutata legge
ponesti all’uman corso. Ahi perchè dopo
le travagliose strade, almen la meta
non ci prescriver lieta? anzi colei
che per certo futura
portiam sempre, vivendo, innanzi all’alma,
colei che i nostri danni
ebber solo conforto,
velar di neri panni,
cinger d’ombra sì trista,
e spaventoso in vista
più d’ogni flutto dimostrarci il porto?
Già se sventura è questo
morir che tu destini
a tutti noi che senza colpa, ignari,
nè volontari al vivere abbandoni,
certo ha chi more invidiabil sorte
a colui che la morte
sente de’ cari suoi. Che se nel vero,
com’io per fermo estimo,
il vivere è sventura,
grazia il morir, chi però mai potrebbe,
quel che pur si dovrebbe,
desiar de’ suoi cari il giorno estremo,
per dover egli scemo
rimaner di se stesso,
veder d’in su la soglia levar via
la diletta persona
con chi passato avrà molt’anni insieme,
e dire a quella addio senz’altra speme
di riscontrarla ancora
per la mondana via;
poi solitario abbandonato in terra,
guardando attorno, all’ore ai lochi usati
rimemorar la scorsa compagnia?
Come, ahi come, o natura, il cor ti soffre
di strappar dalle braccia
all’amico l’amico,
al fratello il fratello,
la prole al genitore,
all’amante l’amore: e l’uno estinto,
l’altro in vita serbar? Come potesti
far necessario in noi
tanto dolor, che sopravviva amando
al mortale il mortal? Ma da natura
altro negli atti suoi
che nostro male o nostro ben si cura.
MONÓLOGO
[Fragmento final]
de GIUSEPPE UNGARETTI
Poetas, poetas, nos hemos puesto
Todas las máscaras,
Pero uno es nada más que su persona.
Con tremenda impaciencia lo hemos hecho
En el vacío
Que cada año acaece en el invierno
Y con hitos señala el almanaque:
El día de la Candelaria
Volviendo entre penumbras
Con el débil temblor de las llamitas
Sobre el ardor de escasa cera virgen,
Y tras pocas semanas
El día del polvo eres y al polvo volverás;
Todos, en el vacío, sufriendo por nacer,
Aun nosotros los viejos
Con nuestras añoranzas,
Y nadie sabe si es que no lo prueba
Cómo ahoga el anhelo
Que solamente de nostalgia vive;
Ansioso, en el vacío,
Uno se agita y lucha
Por reencarnarse en una fantasía
Aunque ésta es siempre inútil, y da angustia
Porque el tiempo engañoso
Muy rápido varía y no da tregua.
Sólo los niños viven de los sueños:
Ellos tienen la gracia del candor
Que del daño los sana,
Los recrea de un soplo.
Pero, ¿por qué la infancia
Tan pronto es un recuerdo?
No hay, otra cosa no hay
Sobre esta tierra,
Que un resplandor de la verdad
Y la nada del polvo,
Por más que, loco incorregible,
Hacia el fugaz fulgor del espejismo
En su interior y en su actitud, el hombre
Parece tender siempre.
***
MONOLOGHETTO
Poeti, poeti, ci siamo messi
Tutte le maschere;
Ma uno non è che la propia persona.
Per atroce impazienza
In quel vuoto che per natura
Ogni anno accade di Febbraio
Sul lunario fissandosi per termini:
Il giorno della Candelora
Con il riapparso da penombra
Fioco tremore di fiammelle
Di sull’ardore
Di poca cera vergine,
E il giorno, dopo qualche settimana,
Del Sei polvere e ritornerai in polvere;
Nel vuoto, e per impazienza d’uscirne,
Ognuno, e noi vecchi compresi
Con i nostri rimpianti,
E non sa senza propria prova niuno
Quanto strozzi illusione
Che di solo rimpianto viva;
Impaziente, nel vuoto, ognuno smania,
S’affana, futile,
A reincarnarsi in qualche fantasia
Che anch’essa sarà vana,
E ne è sgomento,
Troppo in fretta svariando nei suoi inganni
Il tempo, per potersene ammonire.
Solo ai fanciulli i sogni s’addirebbero:
Posseggono la grazia del candore
Che da ogni guasto sana, se rinnova
O se le voci in sé, svaria d’un soffio.
Ma perché fanciullezza
È subito ricordo?
Non c’è, altro non c’è su questa terra
Che un barlume di vero
E il nulla della polvere,
Anche se, matto incorreggibile,
Incontro al lampo dei miraggi
Nell’intimo e nei gesti, il vivo
Tendersi sembra sempre.
[LA SOMBRA DEL MAGNOLIO JAPONÉS]
de EUGENIO MONTALE
La sombra del magnolio japonés
ralea ahora que las flores lívidas
han caído. Intermitente vibra
una cigarra arriba. Se acabó
el tiempo del unísono vocal,
Clizia, el tiempo del numen infinito
que devora y desangra a sus creyentes.
Consumirse era fácil, sucumbir
al primer aleteo, al primer choque
con el opuesto, un juego. Ahora empieza
el camino más duro: pero no para ti
por el sol agostada y enraizada,
y sin embargo blanda, ave que sobrevuelas
las riberas heladas de tu río;
no para ti, frágil fugitiva cuyo cénit
y nadir, cáncer y capricornio, indistintos
quedaron para que la guerra
se hiciera en ti y en quien adora
en ti las llagas de tu Esposo, vence
el tiritar del hielo… Los otros retroceden
y se rinden. La lima que sutil
trabaja callará, la hueca cáscara
de quien cantaba pronto será polvo
de vidrio bajo el pie, la sombra es lívida;
es el otoño, es el invierno, es el más allá del cielo
lo que te guía: allí me arrojo, róbalo
brincando en seco al novilunio.
Adiós.
***
[L´OMBRA DELLA MAGNOLIA GIAPPONESE]
L´ombra della magnolia giapponese
si sfoltisce or che i bocci paonazzi
sono caduti. Vibra intermittente
in vetta una cicala. Non è più
il tempo dell´unisono vocale,
Clizia, il tempo del nume illimitato
che divora e rinsangua i suoi fedeli.
Spendersi era più facile, morire
al primo batter d´ale, al primo incontro
con nemico, un trastullo.
Comincia ora
la via più dura: ma non te consunta
dal sole e radicata, e pure morbida
cesena che sorvoli alta le fredde
banchine del tuo fiume, – non te fragile
fuggitiva cui zenit nadir cancro
capricornio rimasero indistinti
perché la guerra fosse in te e in chi adora
su te le stimme del tuo Sposo, flette
il brivido del gelo… Gli altri arretrano
e piegano. La lima che sottile
incide tacerà, la vuota scorza
di chi cantava sarà presto polvere
di vetro sotto i piedi, l´ombra è lívida, –
è l´autunno, è l´inverno, è l´oltrecielo
che ti conduce e in cui mi getto, cèfalo
saltato in secco al novilunio.
Addio.
EXVOTO
Puede suceder
que las afinidades del alma no lleguen
a los gestos y a las palabras, sino que permanezcan
difusas como un magnetismo. Es raro,
pero puede suceder.
Puede ocurrir
que sólo la lejanía sea cierta,
cierto el olvido, cierta la hoja seca
más cierta que el fresco pimpollo. Tanto o más
puede ocurrir o decirse.
Comprendo
tu obstinada voluntad de estar siempre ausente
porque sólo así se manifiesta
tu magia. Innúmeras las astucias
que entiendo.
Insisto
en buscarte en el tallo y nunca
en el árbol entero, nunca en lo pleno, siempre
en lo vacío: en eso que resiste
hasta el taladro.
Era y no era
el querer de los númenes que rigen
tu hogar lejano, extraños
multiformes multánimes animales domésticos;
tal vez era así como me parecía
o no lo era.
Ignoro
si mi inexistencia satisface tu destino,
si la tuya colma el mío que rebalsa,
si la inocencia es una culpa o bien
se encuentra en el umbral de tus lares. De mí,
de ti todo conozco, todo
ignoro.
***
EXVOTO
Accade
che le affinità d´anima non giungano
ai gesti e alle parole ma rimangano
effuse come un magnetismo. È raro
ma accade.
Può darsi
che sia vera soltanto la lontananza,
vero l´oblio, vera la foglia secca
più del fresco germoglio.
Tanto e altro
può darsi o dirsi.
Comprendo
la tua caparbia volontà di essere sempre assente
perchè solo così si manifesta
la tua magia. Innumeri le astuzie
che intendo.
Insisto
nel ricercarti nel fuscello e mai
nell´albero spiegato, mai nel pieno, sempre
nel vuoto: in quello che anche al trapano
resiste.
Era o non era
la volontà dei numi che presidiano
il tuo lontano focolare, strani
multiformi multanimi animali domestici;
fors´era così come mi pareva
o non era.
Ignoro
se la mia inesistenza appaga il tuo destino,
se la tua colma il mio che ne trabocca,
se l´innocenza è una colpa oppure
si coglie sulla soglia dei tuoi lari. Di me,
di te tutto conosco, tutto
ignoro.