Dioses, lobos, rosas
por Jesse Lee Kercheval; trad. Valeria Melchiorre
LOBO
de French Girl
- “Cuando era una niña”, me dijo mi madre mientras agonizaba, “un lobo me seguía siempre hasta la casa de mi abuela para protegerme”.
- Se moría de muchos cigarrillos. Se moría de demasiado whisky. “Eso es Caperucita Roja, mamá”, le dije, “y el villano es el lobo”.
- “¡Maldita sea!”, me dijo. “Esto es mi vida, no un cuento de hadas”. “Ese lobo estaba allí para protegerme”.
- De jabalíes salvajes. De hombres malvados.
- De hombres malvados como mi padre.
- De mujeres malvadas como mi abuela, que era como él.
- La posesión más preciada de mi padre era un toro campeón. Él sabía, supongo, que si algo malo me pasaba, el lobo le iba a responder al toro del mismo modo.
- Cuando estaba en la casa de mi abuela, hice dibujos de un lobo lo suficientemente grande como para arrancarle el corazón. De tener ella un corazón.
- Yo sabía que el lobo haría todo para protegerme.
- Cuando tuve apendicitis y mi abuela me encerró en su casa, fue el lobo quien derribó la puerta y me salvó.
- “Siempre me dijiste que había sido tu madre”. “Sí”, me dijo.
- “Fue mi madre para protegerme, y durante toda mi vida he intentado hacer lo mismo con vos”.
ROSA
de French Girl
- Cuando era pequeña, mi madre me vestía de rosa.
- Ella cosía toda mi ropa. Era difícil trepar árboles con vestidos rosas.
- Odiaba el rosa. Odio el rosa.
- Esta Navidad, una amiga me envió pasteles rojos. Cuando los abrí, la mitad de ellos eran rosa.
- Traté de dibujar el rosa como una sombra del rojo.
- Traté de dibujar un rosa canchero.
- Dibujé a Jay Gatsby en su traje rosa.
- El mundo ‘rosa` -en inglés, pink- viene de las flores clavelinas, así llamadas por sus bordes dentados o pinchudos. Como las tijeras dentadas con las que mi madre cortaba las telas de mis vestidos.
- Al dibujar, me di cuenta de que adentro todos somos rosa.
BIRDS
Inédito
- “Los griegos no son como nosotros”, dice una de las maestras. “Los griegos son exactamente como nosotros”, dice la otra. “La prueba son los mitos”, dicen las dos.
- ¿Este mito? Debo advertirte, es sanguinario. Empieza con las hermanas Procne y Filomela.
- Todavía hay hermanas. Yo tengo una hermana, la única familia de sangre que me queda.
- En este mito, a Procne la casan con Tereo, el rey de Tracia. Después Tereo secuestra a su hermana Filomela. La viola y le corta la lengua.
- Horrible. Crueles griegos. Pero lo horrible todavía sucede. Aquí cerca. Ahora.
- Si esto te hubiera sucedido, ¿a quién se lo dirías? Se lo diría a mi hermana, entretejiéndolo en uno de mis cuentos.
- Filomela, silenciada, teje un tapiz para contarle la historia a su hermana Procne.
- Las hermanas huyen. Como yo corría de niña, con mi hermana detrás.
- Para salvarlas, los dioses las convierten en pájaros. Pero a Procne, en un ruiseñor triste; y a Filomela, en un gorrión casi mudo. No las convierten en aves hermanas.
- Como yo lo imagino cuando pienso en mi hermana.
- Pero yo no conté la historia completa. Cuando Procne se entera de lo que ha hecho Tereo, su marido, su hijo Itys llega para decirle a su madre que la ama.
- Procne lo apuñala. Filomela le tajea la garganta. Juntas lo cortan, lo cocinan y se lo sirven a su padre, Tereo, en señal de venganza.
- Tal vez los dioses tiene sus razones para separar a las hermanas.
- Nunca podría matar a mi hijo. Ni al hijo de mi hermana.
- Aunque ella tenga un marido terrible, uno que siempre la lastima. Amo a mi hermana. No puedo salvar a mi hermana.
- Al final, incluso Tereo es convertido en pájaro. Pero no Itys, pobre paloma. Los dioses griegos ya se han marchado, entonces lo hago yo.
- Y a mi hermana, a mi hermana, le doy alas también.
