La video performance de Renaud Semper, encargada por la Alianza Francesa en Buenos Aires en 2022, se centra en la exploración del movimiento, la sensación corporal y la acción con cerezas, elemento central de la metáfora propuesta por la canción folclórica tradicional francesa «Le Temps des Cerises» (1868) de Jean-Baptiste Clément. Esta canción de amor, que resultó ser un himno para comunistas y obreros, habla de la fugacidad de la felicidad y de la persistencia del dolor.

Semper, coreógrafo y performer nacido en el sur de Francia, registra y estructura en «Et gais rossignols et merles moqueurs seront tous en fête» la relación entre movimiento y pausa mediante la cámara. Esta se mueve junto al bailarín y, en ocasiones, se fija en planos que concentran la atención en una variedad de acciones que realiza con las cerezas. Se abre el telón, comienza la función. Un ruiseñor, un mirlo… ¡Qué alegría, qué belleza! ¡Ya era hora! ¿Lo ven? El vestuario de color claro al cuerpo, con excepción de una camisa suelta que acompaña el vuelo de los pájaros, contrasta con el fondo en tonos ocre de un salón decimonónico. Va vestido de algodón, ¡qué elegante rebeldía, qué valiente resistencia! Tanto los movimientos de desplazamiento de amplitud variable, como las acciones gestuales, mantienen un control preciso. Por momentos ilustrando; te veo en mi espejo, bailo, te cortejo, te pruebo, te como, te mastico, temblamos, reculamos, luchamos, nos unimos, nos herimos. Las acciones en poses estáticas resaltan distintas formas del cuerpo: la llevamos en la espalda, en las manos alzadas, en el ombligo del mundo sembramos la semilla. Como fruta madura, caemos y nos levantamos. Con gotas del jugo marcamos el camino. La iluminación atmosférica del salón, junto a la canción de arraigo popular, contribuye a crear un ambiente emotivo que acompaña la acción. Dulce y apasionadamente roja aflora la esperanza, y la libertad se expresa con vehemencia. Un fuerte aplauso, ¡aquí está! ¡Ella es! Afuera el aire huele a flor. La memoria está llena de tiempo. Cámara fija en primer plano y nos miramos de frente, sin miedo al dolor, la cosecha ha llegado.

Laura Bilbao