Seis poemas de Marion Poschmann
traducidos Silvana Franzetti
PIEDRAS FANTASMAS
Te sentás en el sillón, rígido, como si estuvieras cubierto de nieve.
Los demás están ahí y aplauden,
no importa qué hacemos, ellos siempre están ahí. En
cuanto a mí, durante mucho tiempo me vi bien,
en todos lados se encontraban sillones esquineros donde me sentaba
por azar, una roca novísima.
Pero como una lluvia que se vislumbra en el horizonte, que
amenaza y nos alcanza,
cada vez que empezaba el alivio,
abierta de piernas y al estilo salto de rayuela, las
líneas de tiza desafiantes en las veredas
del pasado.
PHANTOMSTEINE
Du sitzt im Sessel, steif, als wärst du etwas Eingeschneites.
Die andern sind dabei und klatschen Beifall,
egal was wir tun, sie sind immer dabei. Was
mich betrifft, ich sah lange gut aus,
überall fand man Sofaecken vor, in denen ich zufällig
saß, ein brandneuer Fels.
Aber wie ein Regen, der sich am Horizont andeutet, der
aufzieht und uns einholt,
bahnte sich jedesmal eine Erleichterung an,
breitbeinig und im Stil von Hüpfkästchen, den
herausfordernden Kreidestrichen auf vergangenen
Bürgersteigen.
© Marion Poschmann
En: Geliehene Landschaften. Lehrgedichte und Elegien, Berlín, Suhrkamp, 2016.
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AUTORRETRATO CON MASA ANCHA
Todo el mundo nos lo advirtió en detalle.
Así se podría haber hecho, dijeron,
en aquella época en que comprar en el supermercado pasaba por un acto creativo.
En aquel entonces nadie pedía comidas sin manos,
aún menos que ahora, cuando todos quieren ser zurdos.
Hacemos copias en blanco y negro de nosotros mismos.
Nuestras firmas oscilan bajo fragmentos de contratos
como un movimiento de cabeza resignado de dignatarios,
mientras afuera la lluvia cae
con una fuerza libre de manos, como siempre.
SELBSTPORTRÄT MIT BREITER MASSE
Lang und breit hat uns jeder gewarnt.
So hätte man es machen können, hieß es,
zu jener Zeit, da Einkaufen im Supermarkt bereits als kreativer Akt galt.
Freihändige Mahlzeiten waren damals wenig gefragt,
noch weniger als jetzt, da alle Linkshänder sein wollen.
Wir machen Schwarzweißkopien von uns selbst.
Unsere Namenszüge unter kleinteiligen Verträgen schwingen
wie ein resigniertes Kopfschütteln von Würdenträgern,
während draußen der Regen niederstürzt
mit freihändiger Wucht, wie immer.
© Marion Poschmann
En: Geliehene Landschaften. Lehrgedichte und Elegien, Berlín, Suhrkamp, 2016.
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PAISAJES ARTIFICIALES 3
cuando la tapa de la valija se cerró de golpe
el olor permaneció todavía dos segundos en el aire
como una especie de caja que rápidamente cedió a una presión
que todos tomaban por el mundo exterior
si esto se compara con la precisión de los tipos de cambio
y las continuas privaciones de ayudantes voluntarios
se empieza a usar de nuevo salvamanteles de fieltro
para que los vasos no tintineen sobre la mesa
KÜNSTLICHE LANDSCHAFTEN 3
als der Kofferraumdeckel zufiel
stand der Geruch noch zwei Sekunden in der Luft
wie eine Art Box, die schnell einem Druck nachgab
den jedermann für die Außenwelt hielt
wenn man das vergleicht mit der Akkuratesse von Wechselkursen
und den fortgesetzten Entbehrungen freiwilliger Helfer
beginnt man wieder Filzuntersetzer zu benutzen
damit die Gläser auf dem Tisch nicht klirren
© Marion Poschmann
En: lyrikline.org (https://www.lyrikline.org/es/poemas/kuenstliche-landschaften-3-7652)
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MI CAMISETA DE VISITANTE
Por el terreno donde fluyen aguas residuales pasamos una garita
a rayas rojas y blancas. Este verano de perros acumuló tapas corona,
guardó pedazos de botellas de cerveza que se funden
en el paisaje. Nuestro paraíso natural, revestido de
boscosas zonas de amortiguamiento, en parte ya se componía de un fondo de oro.
Era el viento que acá olía a calcetines y nos seguía.
En medio del bosque de pinos con fuerte vigilancia, es probable
que estuvieras por completo perforado. La luz solar te atravesó
como agua servida. La mayor parte. Así te fue siempre,
querías ser más personal y solo estabas atado.
Te engañé con puestos de trabajo de un cuarto de tiempo
y la correcta comprensión de lagos y ríos.
MEIN AUSWÄRTSTRIKOT
In den Rieselfeldern passierten wir ein rot und weiß gestreiftes
Postenhaus. Dieser Hundesommer hortete Kronkorken,
speicherte die in die Landschaft schmelzenden
Bierflaschenscherben. Unser Naturparadies, ummantelt von
waldreichen Pufferzonen, bestand bereits ansatzweise aus Goldgrund.
Es war der Wind, der hier nach Socken roch und uns folgte.
Inmitten stark bewachter Kiefernforsten warst du wahrscheinlich
zur Gänze gelocht. In dir versickerte abwasserartig
das Sonnenlicht. Großteils. So ging es dir immer,
du wolltest persönlicher werden und wurdest nur angeleint.
Ich überlistete dich mit geviertelten Arbeitsplätzen
und der richtigen Auffassung von Seen und Flüssen.
© Marion Poschmann
En: Geliehene Landschaften. Lehrgedichte und Elegien, Berlín, Suhrkamp, 2016.
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POR VÍA TERRESTRE
Esta vez el universo se compuso de vidrio fundido reciclable
y de chicas indemnes en ponys
que cabalgaron a disgusto por una especie de papilla de sémola,
protegidas por la casi-tranquilidad
de la que se desprende un temblor, un calor de frisa
de procedencia frisona. Esa era la llanura del norte de Alemania,
ese era el llano como el de una estampilla,
colores riesling con efectos estridentes de sombras.
Elogié el equilibrio con el que se movían. No
conté aquellos pelos sobre los que se hendía el infinito brillo
de la crin de un caballo, escuché con un poco de mal humor
el temblor mortecino y las voces de las chicas. Nadie estaba despierto.
AUF DEM LANDWEG
Das All bestand diesmal aus eingeschmolzenem Altglas
und unbeschädigten Mädchen auf Ponys,
die zähneknirschend durch eine Art Grießbrei ritten,
beschirmt von der Beinahe-Windstille,
aus der sich ein Zittern schälte, ein Hitzefries
friesischer Provenienz. Das war die norddeutsche Ebene,
das war das Flachland wie auf einer Briefmarke,
rieslingfarben mit schrilleren Auswirkungen von Schatten.
Ich lobte die Gleichmäßigkeit, mit der sie sich fortbewegten. Ich
zählte nicht jenen, den endlos auf Einzelhaare zerspaltenen
Glanz einer Pferdemähne, ich horchte leicht unwirsch auf
espenlaubfahle, auf Mädchenstimmen. Niemand war wach.
© Marion Poschmann
En: Geliehene Landschaften. Lehrgedichte und Elegien, Berlín, Suhrkamp, 2016.
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HABITACIÓN MAGNETIZADA
Contaste los anillos metálicos
de la fruta en lata
cada lado superior girando en suspensión
como ventiladores vibrantes –
este espacio parece más escondido ahora, desde
que estás acá, como si por fin la calma
hubiera llegado, tormenta (toda la habitación
bañada de luz, todo
sobrecalentado por el miedo):
te observo en tu segundo
intento de abrir una lata,
tranquilo, torpe o
como si esperaras que
tu estado de ánimo cambie, como si hubieras
perdido ligeramente tus movimientos precisos
a veces nos parecemos cuando
un bostezo provoca otro –
después otra vez la integridad
de cuerpos introvertidos, acá un parque infantil de hojalata
con las manos por completo vacías
MAGNETISIERTES ZIMMER
du hast die metallischen Jahresringe
der Obstkonserven gezählt,
jede Oberseite rotierender Stillstand
wie flimmernde Ventilatoren –
dieser Ort scheint verborgener jetzt, seit
du hier bist, als sei endlich Ruhe
eingekehrt, Sturm (alle Zimmer
ins Licht getaucht, alles
aus Angst überheizt):
ich beobachte dich, deinen zweiten
Versuch eine Dose zu öffnen,
beschwichtigend, ungeschickt, oder
als wartetest du, daß die
Stimmung sich ändert, als hättest du
deine gezielten Bewegungen leise verlegt
wir ähneln einander wenn manchmal
ein Gähnen ein anderes auslöst –
dann wieder die Unversehrtheit
verschlossener Körper, ein Blechspielplatz hier,
voller unverrichteter Dinge