Sombras de Hitler - Zancada
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Sombras de Hitler

esculturas por Jean-Louis Faure, texto de Lux Lindner en referencia a El linaje escondido de Lila Zemborain y dibujos por Lux Lindner

JEAN-LOUIS FAURE Escultura Nro. 33 Crédito de la foto Philip Bernard.
Al gran artista Arno Breker, este souvenir de nuestra visita a París el 23 de junio de 1940, testimonio de mi fidelidad y admiración

 


 

¡SOMBRA TERRIBLE DE LA ABUELA!
Catorce anotaciones sobre El linaje escondido, de Lila Zemborain por Lux Lindner

 

Caza Nocturna. Bolígrafo sobre papel. Lux Lindner.

 

1
No es lo mismo juzgar algo de los que estuvimos separados por siglos, o por un océano de vacío societario, que salir al paso de evidencias que golpean nuestros riñones desde lo ancestral, y pueden salpicarnos donde menos gusta. A no dudar que es valiente la decisión que toma Lila Zemborain (de aquí en más, L.Z.) cuando expone a su abuela Justa Dose de Zemborain (JDZ) al escrutinio literario de una musculosa panoplia de laceraciones autopunitivas relativas a un esbozo de culto hacia Adolfo Hitler (de aquí en más, Dolfas).

 

1.1.
Retoña de un encumbrado linaje, católica ferviente, consecuente enemiga del verano y fumadora empedernida, JDZ funge en su Paso por la Temporalidad (de 1894 a 1978) como socialite e historiadora amateur. Abuela de LZ, de la también escritora Ana Zemborain y de la pintora Claudia Zemborain, escribe al menos dos libros de investigación sobre temas de historia argentina y es condecorada por el gobierno  español debido a su descubrimiento de  algunas cartas de San Martín. JDZ guarda más de un punto en común con la Edelmira Thompson de Mendiluce, creada por el chileno Bolaños para una de sus metaficciones, con el importante distingo de que el Paso por la Temporalidad  de JDZ es perfectamente verificable.

 

2
La editorial Beatriz Viterbo publica en 2024 El Linaje Escondido, libro que LZ lleva adelante con apoyo de una Beca Guggenheim. El diseño de tapa, al que no sé si calificar de feliz o especialmente claro, incluye una foto del Cap Arcona, transatlántico encargado de llevar pitucos argentinos al Reich antes de la guerra. Durante la guerra, las lujosas dependencias de dicho transatlántico son usadas para filmar una versión nazi de la catástrofe del Titanic. Señalemos de puro cargosos que el Cap Arcona tiene un fin peor que el mismísimo Titanic, puesto que fue hundido el 3 de mayo de 1945 por Typhoons de la RAF. Con él se condenó a perecer en las heladas aguas de la bahía de Lübeck a cuatro mil quinientos prisioneros del campo de concentración de Neuengamme.

 

2.1
Se nos advierte que El Linaje Escondido es primer eslabón de una ambiciosa serie (tetralogía) cuyo formato y encuadre definitivo no podemos adivinar aún fuera de las declaraciones de la autora. El último libro sería el que trate el espinoso temario psicopolítico en clave netamente poétrica-ecfrástica. Este primer volumen, en cambio, se mueve en un registro de prosa testimonial-confesional; de a ratos con algo de impresionismo a-la-que-te-Proust, pero sin abandonar el centro temático.  Por eso nos  atrevemos  a hablar de él, dado que un análisis centrado en los puros rebotes poétricos excede nuestro instrumental.

 

2.2
LZ declara que “no se anima a la narración” (p. 114). Es un statement importante, que lleva alivio y orientación al crítico. Hay en este libro algo de data entry para una novela que se insinúa de a ratos sin eclosionar totalmente. Y la addenda de una bibliografía en las páginas finales refuerza esa sensación de “plataforma para algo”.

 

3
Vamos a detenernos en el año de un infame Mundial de Fútbol. Es entonces cuando LZ, joven rebelde en fragua de su compromiso con la poetría,  encuentra en la casona de una JDZ recién Salida de la Temporalidad todo un set de papeles con inequívoco contenido laudatorio del Tercer Reich. Son postales antiguas, provenientes de los años picantes, donde predominan los retratos fotográficos de Dolfas apenas ascendido al trono. Breves anotaciones manuscritas de JDZ parecen reforzar juicios positivos sobre el personaje.

LZ incauta subrepticiamente este material. Más adelante irá encontrando, en la biblioteca de  JDZ, un conjunto de libros en distintos idiomas, con sugestivo predominio del francés, discretamente adornados con esvásticas. El arco de tiempo de este material cubre de 1933 a 1942, con claro debilitamiento hacia el final. Del listado de títulos sedimenta una mezclazón sin predominio temático claro. ¿Combo quizás de geopolítica y farándula? (Llama la atención, tratándose de una biblioteca nazi, la aparición de un libro de cuentos de Irene Nemirovski, gaseada en Auschwitz). Podemos destacar un libro francés de 1936, relativo a Dolfas con autoría del académico Louis Bertrand. Sobre la palabra “Hitler”, escrita a mano por JDZ, está la palabra “Heil”. ¡Momento grueso haber visto tales huellas de grafito  por primera vez! El  Sr. Bertrand parece sugerir que, ante la sudestada de etnias bochornosas, bochincheras & bolchevizadas, algo como una especie de dique sería necesario o imprescindible para la Vieja Europa; Dolfas candidatea para tal puesto. El volumen tiene subrayados rojos y negros de JDZ en las sentencias estratégicas. ¡Ah, colores imperiales!

 

3.1.
Se nos va pintando una  JDZ “snobísima”, con el informal sobrenombre de “Adolfita”. Encontrar documentos de talante tal no es sorpresa absoluta para LZ. La orientación actitudinal-cosmovisional de JDZ había ya despertado muchas sospechas dentro de la familia. Cuesta todavía determinar, porque es uno solo el volumen que tenemos en mano, la profundidad, consistencia y duración del compromiso criptodólfico de JDZ. Por otra parte: ¿cuánta ficción puede haber contrabandeado LZ en un texto que no es histórico y tiene derecho a mostrarse rencoroso y vengativo?

 

3.2.
En la cabeza de LZ, el material sobre JDZ permanece “en latencia” hasta el atentado de 2001 a las torres gemelas de Nueva York, ciudad donde LZ lleva décadas radicada. Lo que sigue al derrumbamiento de las Twin Towers son meses terribles. LZ convive con la “amalgama olfativa de hechos históricos violentos” que colonizan sus cahiers diarios. Esta circunstancia la pone a trabajar sobre temas de la violencia política argentina y sus  implicaciones, que incluyen el culto criptodólfico en la historia familiar.

 

4
Seguimos hojeando El Linaje Escondido. Nos detenemos en el sector de imágenes. La primera postal es reproducción de una foto de Dolfas sacada por …¡Wieland Wagner! El mismísimo nieto del compositor del Anillo de los Nibelungos. Dado que Dolfas cuenta con image manager, un fotógrafo de previa notoriedad llamado Heinrich Hoffmann, que ha fotografiado a Duchamp en 1912 y presenta a Dolfas a quien será su esposa legal por algunas horas, a saber, Eva Braun, esta ruptura del monopolio gráfico es sugestiva. Debemos a Hoffmann muchas de las imágenes características de Dolfas, en principio recias metalizaciones destinadas al culto y a sistemas de órdenes para las pardas cohortes. Pero en esta foto tomada por el joven Wieland nos parece que un Dolfas de civil, casi distraído, casi vulnerable, que no jetonea para nada, funciona más como groupie de Richard Wagner que otra cosa. En definitiva, se ha hecho retratar por uno de sus descendientes, y lo ha preferido a aparecer como monarca absoluto ofreciendo conchabo a un retratador monotributista. ¿Acaso una foto para el Tinder epocal? Recordemos que en la época del Machtergreifung (el asalto al poder de 1933) hay rumores que vinculan sentimentalmente a Dolfas , solterito de la patria, con la madre viuda de Wieland. En el aquí-ahora dudamos que se haya llegado al intercambio  fluídico, pero otro es por  entonces el cantar  de  los medios concentrados. Dolfas prefiere decir que está casado con Alemania mientras la engaña con nadadoras de hombros anchos. ¡De manual!  Visto desde el afuera del allá-entonces, y para usar palabras duchampianas, Dolfas es un soltero desnudable por sus vírgenes. ¿Y si fuera  JDZ, que a la sazón tiene cuarenta años recién cumplidos, otra de sus vírgenes reensambladas, la destinada a suspirar esvásticamente desde la Cruz del Sur…pituca moqueando por Dolfas-del-Pueblo tanto como puede hacerlo la rutilante Unity Mitford en el Imperio Británico? (Ese imperio que Dolfas amó más que a ninguna mujer y que lo despreció).

 

4.1
“¿Por qué jugabas al velo de novia con las cortinas?” (p. 130)

 

4.2
Otras postales. Puede verse junto a Dolfas a un niño ario con el uniforme color diarrea tibia de la Sturmabteilung traducido al blanco y negro. Parece advertirle al burguesote que desconfía de la novísima Volksgemeinschaft: “Vos pensá lo que quieras flaquito pero el futuro nos per-te-ne-ce!”. Podemos aventurar que, ante esta imagen, JDZ, obsesionada en un erial amorfo y democraticón con ideas  de “nobleza”, “pureza” e “imperio”, entra en shock empático con la  promesa de otro futuro para el tercer planeta. El cálculo de costos para este futuro le resbala  o ni se lo  plantea.

Otras postales con banderas en alto. Dolfas, buen amigo de los animales. Dolfas, reposando entre brucknerianas montañas. ¡Más banderas en alto, und so weiter! Son imágenes vaciadas de histeria, todavía transicionales, donde la esvástica convive con símbolos imperiales predemocráticos. Se busca enfatizar lo que une al recién llegado Dolfas (austríaco excéntrico y flojo de papeles) con su prusianísimo predecesor, el mariscal Von Beneckendorff und Hindenburg.

Estamos lejos de cualquier día lunes, podría decirse.

 

4.3
Ocasionales estallidos de emético vitriolo por parte de LZ en dirección a Dolfas y su abuela, con la manguera hater salpicando algo inesperadamente a George Bush y Donald Rumsfeld. Dan ganas de leer estas Hasstiraden en voz alta, declamar hasta que estallen los vidrios del chalet alpino como al final de Twin Peaks,…todo un potencial escénico ahí.

 

5
A mediados de los años 30 del siglo XX, poco después del tiempo evocado  en las postales que atesora JDZ, un inglés va a las multitudinarias concentraciones de militantes de Dolfas en Nuremberg. Su anfitrión, enemigo consciente del Régimen, le susurra al oído: “Estamos en una dictadura que obliga a la gente a marchar y cantar siguiendo una coreo”. A lo que el inglés, tras escanear los vapores que vienen de la hinchada, retruca: “Se puede obligar a cantar a la gente. Lo que no se puede es obligarlos a cantar de esta manera”. Y es que el tipo, flemático pero no inerte, capta al vuelo lo que está en pleno curso: la historia de amor del Líder con un Pueblo (Führerbindung o el fanatismo del arrobamiento descripto por Viktor Klemperer). Un conglomerado étnico, que ha entrado en la modernidad a ponchazo limpio y se encuentra emparedado entre Francia y Polonia, hasta aquí agreta, desconfiado, pedante y poco comunicativo, se transubstancia. Por mor de tamboriles y banderolas, convierte su normalidad en feroz algarabía. Hay electricidad, hay columnas de luz. El rock de estadios no ha sido inventado todavía.

 

En caso de duda la versión inglesa es válida

 

5.1

“una araña te hará saltar como si hubieras visto una avalancha” (p. 122 ).

 

5.2
Creemos que Wilhelm Reich es el primero en decir que el Volk fabrica a Dolfas y no al vesre, porque en definitiva Dolfas es el loco que piensa como todo el mundo. Hablamos hoy de Dolfas con el diario del día martes sobre la mesa ratona. Cuanto Dolfas hace, hasta 1940, en asuntos de política exterior, en poco se aparta de las esperanzas concretas del mainstream de su Volk. Y no solo le encienden velitas sus legales rehenes germanoparlantes: pensemos en las esperanzas del Sr. Bertrand subrayadas por JDZ; en el horror al gulag, a las  hambrunas y al fútbol con cabezas de obispo atribuibles al comunismo. Estos fenómenos  transportan con vientito de cola las parrafadas gritonas de Dolfas a lejanos parajes .

 

5.3
LZ frente al espejo con retardos: “saber lo que sucede a tu alrededor sin saber lo que pasa, esa es tu historia” (p. 120).

 

5.4
Dos de los image manager de Dolfas pasan a la historia: Hoffmann y Riefenstahl. Pero ¿qué dicen los póetras y bardos orgánicos a Dolfas en tiempo real? En sus doce años como mandamás, Dolfas hace brotar una nueva Schriftum que adscribe a su régimen. Esta gente disfruta de todas las prerrogativas y obviedades que sostienen a la “poetría militante” más allá de cualquier orientación. En LTI / Lingua Terti Imperii (libro de Viktor Klemperer que fuera reconocido por LZ entre sus mayores disparadores para ponerse a  trabajar este temario), se analizan variadas emanaciones de esta jerga que se habla en el Reino de Dolfas (nunca el francés o e inglés). Aunque poderosa en su momento, la jerga parece no haber dejado algo que podamos considerar “mensaje con sedimento poscombustible” (“eternidad” es palabra muy fuerte). Aquí hay una enorme diferencia con lo que sucedió en relación con Stalin y el comunismo, de cuyas filas nos quedan un Maiacovski, un Isaac Babel o un Ilia Ehrenburg.

 

5.4.1
Testimonio de posguerra del póetra expresionista cocainómano Gottfried Benn: Yo sabía que el programa político del nacionalsocialismo incluía un antisemitismo de lo más berreta. Pero, ¿qué político cumple lo que promete en campaña? 

 

6
Argentina Sobretodo. Pregunta de la investigadora argentina Pilar Calveiro: “¿Cómo se recicla el poder desaparecedor?” (p. 116).

 

6.1
Dolfas arrastra a su Estado-Nación (y a un combo de países serios sometidos de mayor o menor gana a su férula) a algo que, visto desde afuera, parece (y seguramente ha sido) el desastre completo con moño y baño de glitter, siendo esto apenas el iceberg de una espiral de infamia difícil de igualar. Pero conserva a sus gobernados en llamativo estado de disciplina y convergencia para con el nefando combo de sus objetivos hasta el fortissimo del quasi final.  Su  Salida de la Temporalidad por mano propia induce a la ola de suicidios más alevosa en la historia de su país. Miles de humanos civilizados-diplomados no soportan la idea de un universo sin Dolfas (¡justo él!) a cargo. Disuelto el Führerbindung, envenenan perros, niños ajenos y propios, y a ellos mesmos con tal de esquivar nuestro mundo multicultural hiperconectado ecotransfeminista de tatuajes, hipotecas y juicios por acoso.

 

6.2
No nos consta cuánto argentino opta por el cianuro en mayo de 1945 (JDZ obviamente no). Dolfas es declarado oficialmente Fuera de la Temporalidad recién en 1955. ¿Y qué manera de festejar ese Mundial de Fútbol de 1978, no?

 

6.3
Los trabajos de Zittelmann y Aly han despabilado nuestro parlotear sobre fatalidades económicas: la falta de combustible; la permanente amenaza del hambre, incluso antes del ataque a la Unión Soviética. Hoy nos damos cuenta de que Dolfas no podía ganar ni a gancho la guerra iniciada. Sus cacareadas armas secretas son cuatros de copas al lado de la capacidad industrial aliada, lista para leer códigos inviolables, para poner en operaciones las primeras  computadoras y hacer estallar una bomba atómica como colofón. Tenemos que arrojar las hipótesis del triunfo de Dolfas adonde pertenecen, a la literatura fantástica (y a algo de la metaficción chilena, también).

Hay sin embargo un arma secreta de Dolfas y su regimen que funciona. Esta ha de sobrevivirlo y nos ha convocado hasta esta pantalla: su capacidad de fascinación. La facultad de instalar un particular estado de ánimo en acólitos y adversarios. Gatillar la respuesta del propio grupo en condiciones favorables, adversas y hasta póstumas (Trümmergesetz), tanto como inmovilizar y dividir al oponente…

 

7
“Hacer decir a los personajes lo que uno no se anima a decir, como propone Kristeva” (p. 127).

  

7.1
En su Historia Natural de la Destrucción, W.G. Sebald se pregunta cómo es que los bombardeos  aéreos de la Segunda Guerra Mundial, que desfiguraron para siempre las ciudades alemanas y calcinaron a cientos de miles de personas, no han dejado huella en la literatura alemana (o las huellas se limitan a unos pocos retortijones barrocos en novelas de Arno Schmidt). Cabe sospechar que en la posguerra, tras activarse breve ventana de indignación ante los crímenes dólficos (“amalgama olfativa de hechos históricos violentos”, para reciclar frase de LZ), los “países serios” tornan a una apuesta general por la amnesia. La misma se consensua desde muchos niveles. Al estúpido “milagro alemán”, tan ponderado por los taxistas de Buenos Ayres (¿qué diría JDZ de ese milagro y qué dirá LZ?) lo apadrina la cantidad de masacrados que Occidente permite esconder bajo la alfombra neo-Bauhaus y neo-Frankfurt. Y las evidencias primeras  del Holocausto (al principio simplemente algo terrible que ni nombre tiene) son reprimidas con celeridad pasados los juicios de Nuremberg. Con el relato de una “Guerra Fría” y el “Peligro Comunista” (Better Dead Than Red) se da que el viejo enemigo de Dolfas y flamante superpotencia atómica tiende puente de plata a quienes no apuraron el suicidio y pueden aportar algo de inteligencia sobre el funcionamiento de la Union Soviética. El enroque no se vive como algo particularmente vergonzoso. Un criminal de guerra es un criminal que no tiene algo para vender a los Estados Unidos. El que tiene algo para vender, pase por ventanilla.  El jefe de espías de Dolfas, el Sr. Gehlen, pasa a trabajar con su equipo completo para anexos del Pentágono, y cuando se jubila publica unas memorias que pueden conseguirse por monedas en la librería Strand de Nueva York, a hectómetros de la casa de LZ. El Sr. Franz Halder pasa de jefe de estado mayor de Dolfas a ser condecorado por Kennedy en gratitud por sus trabajos como…¡historiador del Ejército de los Estados Unidos! Las aplicaciones de amnesia se robustecen de modo exponencial, se disparan los indultos. Si quedan impunes crímenes de guerra contra soldados norteamericanos, ¿qué justicia pueden esperar judíos escapados de países que,  devenidos bolcheviques, son ahora declarados enemigos de la democracia?

 

7.2
En fecha tan temprana como 1960, Oriente y Occidente han perdido el interés en castigar los crímenes nazis. Tan así viene la cosa que los israelíes tienen que  salir ellos a buscar a los criminales de guerra por su cuenta y riesgo. En la mayor parte de Estados Unidos todavía es ilegal el matrimonio ente blancos y negros, y se puede moler a palos a Miles Davis por salir a fumarse un churrito en la vereda …En escenario tal…¿por qué debería JDZ quemar sus postales o dárselas de comer a los chanchos de Monte?

 

8
Personaje que tal vez emerja en las futuras entregas del proyecto: Erna, la misteriosa tapicera de JDZ. La gente que elige ese nombre arcaizante para sus hijxs suele tener posición política bastante determinada…

 

8.1
Leyendo, en libros que se publicaban en Buenos Aires antes que en Europa, los testimonios de posguerra inmediata de “profesionales apolíticos”, otrora a sueldo de Dolfas y aterrizados en la Pampa Generosa (Galland, Rudel, Baumbach, o Von Oven), notamos que la principal queja de estos señores, que no se esconden demasiado que digamos y gustan sobremanera del aire de las sierras de Córdoba, es que Occidente no los felicite por haber iniciado la lucha definitiva contra el comunismo. Y que Hollywood se demore en hacer una película con sus vidas. Describen a Dolfas como un ser con fallas, pero querible, que no ha sabido rodearse de asesores pulenta. De genocidios y de hornos, ni una palabra. Y nadie les saca el tema.

 

9
Con tantos años vividos en NY, creemos notar que LZ se ha transformado en una pluma  neoyorquina, con puntos de vistas neoyorquinos sobre temas que no son raigalmente neoyorquinos, como la historia argentina o europea. La capacidad de poner en inglés las citas de Paracelso, Ovidio o San Agustín sugiere que las lenguas anteriores o exteriores al inglés están completamente muertas y ahora el inglés debe poner la cara por ellas: y debe hacerlo además por lenguas vivas como el francés y el alemán (¿son lenguas vivas o no? ¡Me entró la duda…!)

 

9.1
¿Cuál es el mínimo de info para enfrentar el trauma dólfico sin cachivachear en sociedad? Ante una masa inabarcable de data impresa sobre su figura y deriva, nos permitimos  sugerir que ayudan bastante, en estilo GPS : Hitler/ Explicar su Maldad, de Ron Rosenbaum y El Hitler de la Historia/ Juicio a los Biógrafos de Hitler, de John Lukacs. Estos trabajos resumen una enorme cantidad de material y contrastan perspectivas. Es para destacar la sorprendente precisión de uno de los primerísimos libros escritos sobre Dolfas, el de Konrad Heiden, traducido por Politor para la editorial Claridad de Buenos Aires en fecha tan temprana como 1938. Casi sorprende no encontrarlo entre los libros de JDZ. ¿O tal vez JDZ tuvo el libro y lo perdió? Es que editorial Claridad, aparte de coquetear con lo anarca y ofrecer poca polenta al cristiano de ley, encuaderna para el orto. Hay que decir que trabajos sobre Dolfas posteriores y muy difundidos, como los de Bullock o Toland, están más contaminados de parcialidades y apriorismos pegadores que el conciso fieldwork de Heiden, cuya principal advertencia es “no subestimen a Dolfas”.No era el caso de JDZ. Más bien lo contrario. 

 

9.2
Otro lugar cabe aquí a las especulación dólfica más bien lovecraftiana de un Ravenscroft o de la dupla Pauwels & Bergier. Burbujas  tan exitosas y entretenidas como dañinas en su momento, el momento de la historia editorial que coincide con la vejez de JDZ, predisponen a toda una generación a pensar a Dolfas en modo lúdico, bajando de un plato volador o utilería afín. Se refieren a él como “mago negro”, sin tener en cuenta el contexto y las determinaciones económicas. El romancier argentino Abel Posse instala buena parte de sus torres de extracción ficcional en esta cuenca. Sale tal vez algo digno de ulterior masticación de ellas, pero a Posse se lo trata mucho peor que a un Bolaños …

 

9.3
En atención a lo inmediato-precedente (las “determinaciones económicas”) es interesante, o mas bien preocupante, que cuarenta y cinco años de comunismo en Europa Oriental (geografía  que alojó al grueso de lo imperdonable) no nos hayan dejado ningún trabajo biográfico serio sobre Dolfas (aunque trabajos de ficción sobre el tiempo de guerra como Vida y Destino de Vasili Grosman hayan pegado bastante alto) ¿Qué pasó? ¿Inadecuación del instrumental materialista-dialéctico a la hora de tratar algunos temas? Se entiende que haya condicionantes nacional-regionales. Para un ruso o un polaco es dificil escribir de modo objetivo sobre alguien que se propuso escavizarlos del modo más desfachatado. Pero ¿tampoco generaciones posteriores a la guerra pudieron construir un punto de vista mas lúcido y distanciado? ¿Tan bien viajó el trauma?

 

9.4
¿Puede hablarse de regiones no alcanzadas por el trauma? Más de una vez he pensado en lo interesante que sería escribir una historia de Dolfas y la Segunda Guerra Mundial vistos desde Argentina, país despistado si los hubo, con reputación de haber dado cobijo a tanto exilié con pasaporte trucho y eternamente fascinado por una guerra de la que no participó. De momento tenemos que conformarnos con lo dicho por gente que no nos conoce. En este sentido, estamos obligados a ponerle varias fichas al proyecto de LZ.

 

10
Haciendo eco con el Sr. Fest (uno de los biógrafos más ponderados de Dolfas, hasta la aparición del Sr. Kershaw al menos), podemos sugerir que, si en 1940, con Francia derrotada y el Imperio Británico negociando, Dolfas hubiera Salido de la Temporalidad, podría haber pasado a la historia universal como un superhéroe. Si durante su noche de bodas con Eva, por un subidón de Viagra, hubiera abandonado este plano, sería ahora nuestro superhéroe paneuropeo. Habría alcanzado un nivel Carlomagno o Bonaparte. Sería, para la historia, el eminente unificador de un continente complejo y díscolo, con un mínimo de sangre derramada en comparación con el campeonato de 1914 (lo de 1940, al lado de la Primera Guerra, es, ya lo sabemos, un amistoso).

 

10.1
Cuando en la Argentina de 1943 la logia GOU organiza su golpe de Estado fascistoide, si se atiende a la información entonces disponible, la guerra mundial no está tan claramente decidida. Al Eje le han dado varias trompadas, cierto, pero se está a pocos meses de su máximo avance. (En setiembre de 1942 habían casi colapsado los frentes aliados en África y Rusia, los submarinos de Doenitz se estaban cargando a los barcos que llevaban suministros a Inglaterra…). No hay que subestimar tampoco la sólida antipatía que despiertan en Argentina los Estados Unidos, ese nuevo y glorioso monstruo que renueva su patente de entrometido una vez más. Es de notar al respecto que no haya en el listado de libros de JDZ títulos posteriores a esa fecha…

 

10.2
Dolfas no es ambiguo con los judíos. Pugna por exterminarlos con cualquier excusa y a la menor oportunidad. No es ambiguo con los eslavos tampoco: hay que subalternizarlos, sacarles las armas, ocuparse de que cuenten hasta 500 y de que barran los pisos. Pero su régimen es ambiguo con Francia, denostada y merecedora de admiración a la vez. La flota no es confiscada, no se reclaman colonias francesas. París nunca será la Leningrado muriendo de hambre o la Varsovia dinamitada con saña, y ha de salir con pocos rasguños del tole-tole. Durante la Ocupación, las universidades franchutas siguen abiertas y funcionaban mejor que las del conurbano bonaerense. Hay censura editorial previa (de algo tendrá que trabajar Ernst Jünger), pero se imprimen  libros a rabiar, los cines y teatros están a full. La policía francesa ayuda sin vuelta a que la  Gestapo encuentre a sus judíos y disponga de ellos con su tradicional cortesía. En el  primer año de la Ocupación, el mayor peligro para el soldado alemán son las enfermedades venéreas. ¿Y entonces? El afrancesado de ultramar que no es afrodescendiente, judío ni comunista tiene poco motivo profundo de encono hacia Dolfas, si no es por alguna escama de orgullo herido. Es lo que sucede a JDZ.

 

10.3
La guerra de Dolfas contra las Galias, ¿es su segundo infra-mince?

 

11
“La embajadora de Inglaterra come huevos pasados por agua y mata liebres por docenas” (p. 79). En los primeros años 40, Argentina se autopercibe como país europeo de ultramar, exento de insolencias cobrizas en un contexto de imperialismos craquelados. Se trata de un país que se siente bendecido por sus privilegiados lazos con el Imperio Británico. En estas latitudes, dicho Imperio está más amenazado por la voracidad juvenil de los Estados Unidos que por un Tercer Reich distante y gobernado por un austríaco. Dolfas es, además, anglófilo. ¿A quién se le ocurriría en su sano juicio someterse a los caprichos misionales de comedores de chicle en Wall Street? Sería  como aprender a decirle “papá” a un primo patotero. Cuidar los estratos geológicos de la cultura argentina va más allá de hacer fiesta cuando Virginia Woolf te contesta un email. Es también mantener el canal abierto con una  España gobernada por Franco, una Italia  gobernada por Mussolini y una Francia  gobernada por Petain. ¡Lo que sea para zafar de una Rusia dirigida por Stalin!

 

11.1
Puede denostarse el raquitismo semántico de los collages tardo-adolescentes de León Ferrari, pero es injusto sugerir que se equivoca del todo al mezclar militares y cardenales. Durante décadas Argentina mantiene con vida un robusto aparato militar-poético, destinado a sincronizar catolicismo y antisemitismo. No es artefacto netamente dólfico (el comulgante no esquiva reparos hacia el paganismo teutonórdico), pero le perdonan a Dolfas demasiadas cosas, incluso con el diario del día lunes en la mano. ¡Ya es momento de preocuparse! Pensemos en Hugo Wast (ministro y bestseller absoluto durante décadas, reeditado sin pausa), Leonardo Castellani , Alberto Disandro, Julio Meinvielle, Jordán Genta. Es para destacar que la mayoría de ellos tiene una importante cultura francesa, la cual emplean para discutibles y ambiciosas travesías de la mente. Este aparato militar-poético sueña con volver el reloj antes de 1789. Tienen como faros a Ravirol, De Maistre, Maurras; suspiran por la vuelta a un teocracia que no había tenido acá su Temporada Uno y demonizan a quienes se conforman con un Antiguo Testamento. Recuperan a España como motor de acceso al Geist y sin embargo no actúan  desde un casticismo  angosto. ¿Puede pensarse en alguien más afrancesado que Enrique Larreta, autor de ese himno a la hispanidad que es La Gloria de Don Ramiro?

 

12
“La disolucion es mas cercana a la poesía” (p. 57).

 

12.1
Casi nos parece ver caritas con expresión de … “¿a ustedes no se les estará olvidando un importante término en su barroquizada ecuación?”. Y no. No es que seamos olvidadizos ni busquemos ser parciales adrede, pero cuesta creer que los alemanes de Argentina, ellos solos, política y religiosamente heterogéneos, hablantes de un idioma que no tenía la llegada del inglés y menos que menos del francés, confiscados aquí-derrotados allá, hayan podido  mantener en buen estado un aparato militar poético de fascinación dólfica como el que abrigó JDZ.

 

13
Lo que hace época y bisagra en la percepción pública de Dolfas y sus crímenes no es libro alguno, sino aquel producto televisivo cuya aparición coincide con la Salida de la Temporalidad de JDZ. Nos referimos por supuesto a la serie Holocausto, aparecida en 1978. No es constructo con intenciones de gran arte, pero presenta su tema de modo eficaz e ineludible y conmociona hasta a los distraídos más consecuentes (¡nótese que en Chile estuvo prohibida durante décadas!). Es el fin oficial de la amnesia. ¿Qué hubiera dicho JDZ de haber visto la serie con Meryl Streep rapada y lloriqueando en blanco y negro a la hora de la cena? ¿Se habría llegado a una definitoria confrontacion de LZ con JDZ delante de la familia unida? ¿Habría quemado Justa Dose de Zemborain sus postales y libros intervenidos con la poca nafta restante en el bunker, o los habría abrazado más que nunca? Imposible saberlo. Faltan tres libros de su nieta todavía.

 

14
El historiador Dominick La Capra ha sugerido que la historia debe hacer algo más que simplemente describir. Que le convendría ayudar a emprender lecturas nuevas. En este sentido el libro de Lila Zemborain, tour de force de un “desasosiego empático”, conserva su  considerable potencial de ignición.

 

Jean-Louis Faure, escultura 86 a. Crédito de la foto Philip Bernard

 

Jean-Louis Faure, escultura 86. Crédito de la foto Philip Bernard.
¡Afuera los judios! Juego de sociedad.

 

Pierre Leyris ha visto las esculturas de Jean-Louis Faure, nieto del historiador del arte Élie Faure e hijo de un miembro de la Resistencia francesa, como objetos compuestos o maquetas carentes de proyecto que las justifique; a la vez, muebles no funcionales y descriptivos u obras maestras de la ebanistería. Evocan hechos en apariencia intrascendentes o escenas históricas de una manera entre documental y sarcástica. A veces las piezas están pintadas de colores tan contrastantes como insólitos, y convergen en ellas fragmentos de orígenes diversos, nunca asociables a lo solemne ni a la escultura tradicional. Son lúdicas, irónicas, humorísticas y dramáticas. Apelan, en muchos casos, a sucesos autobiográficos. La vida íntima del escultor se ve allí reflejada. De hecho, el traje de campo de concentración aquí expuesto es aquel que el padre del escultor usara en Dachau. Siempre figurativas y versátiles, las formas no surgen del trabajo arduo con una materia, son casi como juguetes, resultado de ensambles, combinaciones y encastres, deudores, en muchos casos, de la técnica del collage.

V.M.



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