Ziggy Follie - Zancada
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Ziggy Follie

y el cabaret burlesque


ENTREVISTA A ZIGGY FOLLIE. CABARET Y MILITANCIA
por Santiago Londoño Montoya ilustraciones por Nina Fink

Cuando llegué al bar no había nadie. Sonaba esa canción de PJ Harvey en la que habla de cortarle las piernas a su chico tras haber intentado asesinarla. Pedí un tequila y fui a sentarme en el mismo rincón de siempre. Eran las nueve y en el pequeño escenario había una luz encendida. Alguno de esos malos músicos iría a presentarse y yo no tenía la intención de quedarme a escucharlo. La salita empezó a llenarse poco a poco hasta que el tipo del bar puso una música lúgubre y una mujer apareció con un abrigo de piel. Caminó lentamente y se puso en la mitad del escenario. Después, con una cuchilla, empezó a arrancarse pedazos del traje. Cuando ya casi no quedaba nada de él, y sus tetas sanguinolentas quedaron al aire, se puso la cuchilla en el vientre. Algo parecido a unas vísceras salieron de él, oscilando ante la mirada atónita de los presentes. Entonces la música terminó allí y la mujer profirió un grito tras el cual fue a cambiarse al camerino. Se escucharon algunos aplausos nerviosos. Pedí otro tequila antes de que empezara el próximo número. ¿Qué carajos había sido eso?

Entrevista realizada el 24/01/2022 en el bar La Fée Verte, Rennes, Francia.

“Todo el mundo puede hacer cabaret”

***

ZIGGY Y SU CABARET BURLESQUE
Z: Hablamos del cabaret burlesque, no del cabaret de revue porque este último está muy establecido, hay toda una institución en torno a él, con unos códigos muy particulares, unos cuerpos que van a ser seleccionados para llenar ciertas expectativas. No quiero hablar de ese tipo de cabaret. Para mí el cabaret es el cabaret burlesque, es el cabaret que va a agrupar artistas que vienen de todos los dominios, que van a estar inspirados por muchas cosas diferentes y que se ponen en movimiento por la misma voluntad de hacer divertir al público de manera muy ligera pero con propósitos que pueden ser muy complejos. Pero es mi visión del cabaret. Y hay también algo que me interesa muchísimo; es que todo el mundo puede hacer cabaret… porque justamente no estamos sobre la pluma, la purpurina y una técnica perfecta. Estamos sobre un propósito y… me anima mucho decirte eso (risas). Para mí realmente el cabaret tiene un compromiso con la diversidad y es también nutrirse de otras personas que nos rodean. Por ejemplo, tengo una amiga que ha sido payasa durante mucho tiempo y ahora ha terminado en el medio del cabaret porque hace burlesque, pero no l’effeuillage; hace clown burlesque. Y hay otros artistas que van hacia la danza burlesque, hacia el canto burlesque.

LA ELECCIÓN DEL CABARET
Z: Tengo ganas de darte una respuesta súper cliché, pero es el cabaret el que me escogió (risas). De hecho no llegué al cabaret diciéndome: “Quiero hacer cabaret”. Sabía ya desde hacía mucho tiempo que el cabaret me gustaba. Cuando tenía 12 años y miraba Moulin Rouge de Baz Luhrmann y me decía: “¡Wow! Es increíble, yo también quisiera hacer eso, quisiera purpurina, plumas”. Al final, ahora estoy en el cabaret y no quiero utilizar plumas. Si lo hiciera sería para deconstruir el código otra vez. Empecé a hacer cabaret burlesque porque creo que en la danza contemporánea no lograba sentirme… expresarme suficientemente. Mi cuerpo estaba ahí, la expresión del cuerpo, pero me reprochaban el hecho de que yo hacía mucha mímica con mi rostro, porque en la danza contemporánea hay que permanecer neutral y eso me aburría profundamente, me gusta mostrar cuando estoy contenta o cuando estoy de mal humor y de un día para el otro eso no va a cambiar. También me siento más libre en el cabaret porque no hay coreografías impuestas. Cuando construyo un número tengo algunos puntos claros y entre ellos hago lo que yo quiero. Entonces, hay evidentemente una trama que se dibuja a medida que lo haces una y otra vez, pero eso me da una cierta libertad, de trabajar sola o de no ser parte de una compañía donde te dicen: “Debes estar en tal o tal lugar, debes…”. De hecho, sentirme encerrada de esa manera me bloquea mucho, mientras que en el cabaret me siento realmente libre de hacer lo que quiero en el momento que quiero, y hacerlo hoy de una manera determinada no quiere decir que mañana estaré haciéndolo de la misma. No tengo que rendirle cuentas a nadie. Tengo un gran deseo de libertad y creo que lo encuentro en el cabaret (risas). Entonces pienso que es por eso que poco a poco fui dirigiéndome hacia esta disciplina.

LOS INICIOS
Z: Lo recuerdo muy muy bien. Estaba en una formación para ser profesora de danza contemporánea y una amiga me dijo: ”¿Conoces el effeuillage burlesque? Porque yo te veo bien ahí”, así no más. Entonces esa misma noche abro mi computadora, YouTube, miro –porque no conocía absolutamente nada-, y me digo: “Oh sí, esto se ve interesante”. En esa época solo había cursos en París en l’École des Filles de Joie. Mi madre vive en la región parisina y yo en Nantes, así que voy una vez y le digo: “Voy a tomar una clases este fin de semana”, “¿Ah sí?, ¿a dónde vas?”, “A l’École des Filles de Joie”. Entonces mi madre se descompuso. “¿Entonces qué vas a hacer?”, “De l’effeuillage”, “¿Qué?, ¿mi hija?”. Entonces tomé la clase y me dije: “Me gustó pero de hecho no necesito continuar. Ya tengo herramientas de la danza contemporánea para saber cómo moverme. Sé que tengo cosas para decir”. Le pedí a Miss Botero que fuera mi madrina para saber cuáles eran los códigos, cómo encontrar eventos, hacia quién dirigirse, qué tipo de contratos debería aceptar o no, y ella me guió súper bien y fue a partir de ese momento que empecé a escribir mis números, lanzándome.

LAS IDENTIDADES
Z: Creo que mezclo las identidades un poco. Entonces Ziggy Follie viene de Ziegfeld Follies, la película. Fue también un cabaret estadounidense. También me gusta Ziggy porque es un nombre masculino y Follie porque parte en todos los sentidos, ¿ves? Es una mezcla de muchas cosas, y después es Ziggy Stardust porque esas son mis influencias musicales. No sé si tengo una línea directriz, sé que lo hago en función de mis aspiraciones; no me hago la pregunta sobre tener una identidad. Creo que en la medida en que continúe diciendo lo que quiero decir, habrá una línea porque hay valores que uno tiene, no importa cuáles sean, que no van a cambiar de un día para el otro, entonces pienso que esa línea directriz se instala sola.

LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ESTÉTICA
Z: Vengo de la danza contemporánea. El effeuillage burlesque ha sido una pasión, más que una pasión porque ahora lo hago más que la danza contemporánea, pero, en general, en mi vida me siento muy comprometida e indignada por muchas cosas y es en el burlesque que eso se hace evidente, entonces es quizás por eso que la estética parece un poco oscura. El número de anoche sobre la piel, el hecho de que yo la corte a pedazos, que sea un poco sanguinolento y que al final todo termine con un grito –porque son todos los animales que matamos y que no pueden gritar-, para mí es un compromiso muy fuerte y es algo que siento profundamente. Sé que no es quizás lo que se espera del effeuillage burlesque pero de hecho creo que en burlesque uno tiene el derecho de hacer lo que uno tiene ganas de hacer desde que uno tenga cosas para decir. Para mí el mensaje es importante en mi creación. También el último número de anoche en el que hago un Bloody Mary, hay una metáfora de la sangre femenina y… hay una expresión francesa muy fea: “bois mes règles”. ¿Ves? El insulto es realmente inmundo y allí, ese Bloody Mary para mí es un poco eso también. Es una metáfora y al mismo tiempo; es decir, es una manera de reivindicar la feminidad pero a través de una estética que no estamos acostumbrados a ver, porque ese número yo lo hago sin cubre pezones, con los senos completamente visibles, y yo hago beber un Bloody Mary, de hecho, a un hombre en el público. Después el público se da cuenta o no de la metáfora, pero no hay problema. Quiero decir: Diversión antes que nada en el cabaret.
Si miro hacia atrás, muchos de mis números tienen referencias cinematográficas. La católica que interpreto es divertida pero al mismo tiempo hay un propósito detrás porque “no hay que tocar la religión”. La canción del numero viene de una película francesa que se llama La vie est un long fleuve tranquille, que en ese contexto se vuelve paródica. Es justamente la historia de una familia burguesa, católica, de buenas maneras. Asimismo retomé el código de vestuario de los personajes.
A veces, cuando voy a ventas de trajes de ópera y encuentro uno que me parece interesante, lo tomo incluso si no sé aun lo que voy a hacer con él. Es el traje mismo el que empieza a sugerirme la historia.
Tengo otro número como directora de orquesta, muy inspirado en Nosferatu de Murnau. Hice un maquillaje un poco cadavérico porque para mí todo el universo tradicional y clásico de la ópera es un poco polvoriento, es un poco envejecido, es un poco Nosferatu. Es una especie de viejo ser humano que se transforma en vampiro, que está todo descompuesto, que sale del polvo así… Además de eso hay un propósito feminista porque hay pocas mujeres directoras de orquesta. Entonces, ¿ves? Vuelvo sobre mis luchas, y todo eso se anuda junto, y es así que me inspiro.

LA CAUSA FEMINISTA
Z: Para mí el burlesque, cualquiera que sea, no traiciona la causa feminista porque ya eres tú quien decides el hecho de subirte a un escenario. Soy yo que decido desvestirme, soy yo que decido a qué ritmo, si me quito todo, si no me quito nada. Si respondo a un código lo hago con conciencia. Es una forma de decir: “Sí, yo puedo ser feminista respondiendo a los códigos de la sociedad”. Subirme al escenario y decir: “Soy así”. Si una mujer muy pulposa se desviste en el escenario, eso ya es feminista. Es decir: “Mi cuerpo es así y así será siempre y yo lo muestro, no voy a esconderme incluso si mi cuerpo no responde a las tallas que se nos imponen en las tiendas a nivel de vestuario”. Por ejemplo, también hay mujeres que tienen más de 50 años que deciden subirse al escenario y desvestirse. A nivel social, se tiende a esconder a ese tipo de mujeres, a no mostrar sus cuerpos, a no sexualizarlas más. No se sexualiza a una mujer de 50 años en nuestra sociedad; se sexualiza a una chiquilla de 20 años. Pasados los 40 empieza a ser un poco delicado. Hoy tenemos el suficiente espíritu crítico sobre la causa feminista para saber que lo que hacemos, y si elegimos hacer pin-up tradicional de los años 50, que está completamente objetualizado, pues nos lo reapropiamos.

LAS PRESIONES CON RESPECTO AL CUERPO
Z: A ver, no, no tengo presión exterior con respecto a eso. La sola presión que tengo es la que yo me doy porque finalmente después de varios años de danza contemporánea hay cosas que se instalaron a nivel alimenticio, a nivel físico. Controlo mucho mi físico. El confinamiento no ayudó en todo esto, perdí mucho músculo y la presión que me doy es: “¿Tendré un cuerpo para entrar en mis vestidos?” (risas), porque cuando aumento demasiado de peso… Por ejemplo tengo un número en el que tengo unas bragas que se desabrochan, pero son extremadamente ajustadas y es absolutamente necesario que esté en el límite bajo de peso para poder llevarlas. Si subo un poco, me derramo por todos lados y no puedo entrar (risas). Digamos que es sobre todo en ese tipo de cosas que el peso juega, sino no, no hay presión. Se es como se es y después hay que comer para vivir también, entonces… es como respirar… (risas). No hay presión.

LA RELACIÓN CON EL PÚBLICO
Z: Hay diferentes maneras de integrarlo. Mirarlo, ir a buscar la mirada de hecho. En danza contemporánea me enseñaron siempre a mirar la línea por encima del público, a no mirarlo porque si no eso va a producir miedo y, al contrario, yo encuentro que eso de mirar al público directo a los ojos da confianza, porque es ahí que uno se da cuenta que se trata de compartir algo, y en cabaret es también importante… eso hace parte para mí justamente de los fundamentos del cabaret, ¿ves? De tener una conexión con el público y no sentir esa cuarta pared que uno puede tener en el teatro clásico o en la danza contemporánea, donde si no hubiera nadie en la sala sería igual. No; ahí debe haber una interacción. De hecho es por eso que el público tiene derecho a reaccionar y a veces incluso es necesario que reaccione a ciertos números. Por ejemplo, en el numero que viste, camino entre el público y me siento sobre las rodillas de alguien para hacerle beber el Bloody Mary que hice en el escenario. Es una manera de estar en contacto que encuentro cool. Nunca tuve por el momento a alguien recalcitrante que se haya movido del lugar (risas). Cruzo los dedos para que eso dure porque no sé cómo reaccionaría. Creo que voy a sentarme al lado (risas).

LAS REACCIONES DEL PÚBLICO
Z: Por el momento he tenido la suerte de tener un público amable. Una vez, en Amsterdam, el sonido no funcionaba y decidí hacer el número en silencio. Afortunadamente era un número que se prestaba para hacerlo porque lo hago en puntas de danza clásica y me dije: “Voy a jugar con el sonido que producen las puntas sobre el piso de madera”. Y en un momento dado hice un movimiento “sexy” y un chico hizo: “UuUuUu”, pero en un tono pesado, molesto. Entonces bajé del escenario, me dirigí hacia él, lo toqué en el hombro indicándole que se subiera al escenario. Él no quiso, entonces le hice un signo: “Ahora tú te callas, soy yo la que baila”, y volví. Es la única vez que alguien se atreve a reaccionar de manera inapropiada, porque quizás la persona no se dio cuenta de que no era apropiado. Pero el silencio reinaba completamente en la sala, no se prestaba para eso y para mí fue importante mostrar que eso no era posible. La gente se rio cuando le hice eso y eso nos hizo salir un poco de “la normalidad”. De otra parte, lo que más puede parecerse al acoso son mensajes en las redes sociales. Yo no respondo con el silencio; les respondo diciéndoles: “No entiendo de qué hablas, no soy un objeto, soy una persona, una artista, me expreso y no tengo ganas de hablarte más, buenas noches”. Y generalmente tengo derecho a que me pidan excusas. Es duro tener que educar a gente que uno no conoce. (Risas).

1 Espectáculo fijo dirigido a un gran público en el que priman las coreografías y las grandes escenografías.
2 En francés, el término de “effeuillage burlesque” tiene una connotación más vintage, sensual, humorística. El término “strip-tease” remite directamente a un contexto sexualizado, a un club nocturno en el que los hombres ponen billetes en las bragas de las mujeres. Es la razón por la cual he decidido conservar la palabra francesa.
3 Artista militante considerada la madre del cabaret burlesque francés.
4 Locura en francés.
5 Cóctel a base de vodka y jugo de tomate.
6 Bebe mi regla.


 



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